Cinco palabras me dan, son un regalo. Solo cinco y ni una más, vaya dádiva.
Con cinco puedo decirte en la uno que te amo, en la dos que te quiero y así me sobran tres si ando romántica.
Si te odio puedo no decirte nada, y me sobra el obsequio, que para despreciar con no hablar es más que suficiente.
Me dieron cinco y me pregunto porque no me dan más, si tengo tanto que decir y con tan pocas palabras no me podré expresar.
Las palabras no son las que me hubiesen gustado, pero soy educada y con solo una puedo quedar bien, gracias.
Hay trucos y podría multiplicarlas, o quizás utilizar las cinco que fuesen una, y en sinónimos me he de perder en el dicho, para decir lo mismo en usando una.
No quiero gastarlas, así que me las guardo; voy a ver si las puedo plantar, que lo mismo si las riego se me multiplican.