EL CORMORAN

 

 

          Había salido de pesca temprano, en ese momento en que la noche se vuelve más clara, toma un tono que aligera; sabe que no puede quedarse y antes de partir deja resplandeciente el cielo sin necesitar de las estrellas o la luna.

         Salió con cuidado, sin hacer ruido, no fuese a despertar a los veintiséis compañeros, casi todos familiares, qué junto a el dormitan en las rocas. No es época de nido y la acción independiente le hace sentirse mayor; pocas veces se dispersa la nube, siempre siguiendo los pasos dictadores del más fuerte, y pocas son las ocasiones en que un cuervo de mar, un cormorán, logra aislarse. 

No es la primera vez, lo hace siempre que puede, simplemente es un cormorán solitario que no gusta de la compañía. La utiliza, a veces la necesita, pero no es de su gusto. Lo sé, lo he visto en muchas ocasiones retarse con las gaviotas; planea a su lado y si tiene un día seco, asciende hasta que su peso le deja. Juega con ellas un rato, revolotea, se posa en los techos de los barcos dormidos y vuelve a alzar el vuelo con una gracia especial. Se comprenden, se gustan, las gaviotas que nunca quieren invitados, a este le dejan, le lanzan gritos feos como palabrotas desde lo alto y le retan, y el sube dando grandes aletazos, levantando viento y subiendo. En un momento del juego, posados en alguna parte, abre sus alas y las hace bailar, les enseña los músculos que le dan esa fuerza superior. Se pavonea como no lo hace en sus dominios con los suyos.

Parece que ahora ha llegado el momento. El sol ya despunta y nada queda de la noche, solo el cielo naranja que resalta su color de cuervo, ese negro azabache del que radian todos los colores, así, en metálico, como si fuese una máquina voladora hecha por un amo nocturno que no pensó en el día.

Suben alto, muy alto y a la de ¡ya! caen en picado. De no ser porque sé que el mar tiene poros y que por ellos han de entrar, diría que se estrellan. Se estampan con un sonido fuerte, uno que hace despertar al resto de las aves, los peces, los gatos de mar, todo lo que por la zona está aun ensoñando levanta la cabeza y huele. El olor del mar batido, el de los peces meados de miedo que corren a ver si pueden ocultarse entre algunas redes.

Salen con el botín en el pico, son pequeños trofeos que a las gaviotas les levantan los ánimos y a él, al cormorán, solo le sirve para jugar. Ahora nada mientras ellas se ríen con volumen. Él ha conseguido lo que necesitaba, ponerse en marcha absorbiendo un poco de agua entre sus plumas. Muestra el pescadito que no para de agitarse con desesperación, es una excusa, ni siquiera va a ser el almuerzo de nadie.

          Se gira al muelle y allí las ve en posición chulesca, con el buche gordo de lo capturado y él en un arranque tonto escupe al indefenso, que sale nadando todo lo que su susto le deja. Ya los tiene, a todos, los tiene pendientes y el sol empieza a verse entero, soltándose de la línea que lo agarra, la que no le deja correr.

Da dos vueltas, gira sobre sí mismo flotando con suavidad, para no despertar sospechas. Hace un gesto y toma el vuelo, le cuesta, ahora pesa mucho más y no podrá alcanzar la altura anterior; las gaviotas gritan emocionadas, continua el juego, y esta vez será para humillar al contrincante, esta vez volverá con las alas gachas, como tiene que ser, como ha sido siempre en los juegos entre las gaviotas y los cormoranes, aunque no lo recuerden.

Los suyos ya despertaron y en el aire lo vieron, no se emocionan, lo conocen, conocen todos los trucos aunque no los usen. Los cormoranes son viejos marinos, capitanes de las naves quietas de todos los puertos, ocupantes de las rocas y las copas de los árboles si los hubiera, ellos son los cuervos del mar.

Allí, abriendo alas, lo ven llegar a lo más alto, se le nota el esfuerzo y ellas, las gaviotas le ríen la valentía, se ríen del esfuerzo y ríen pensando que volverá a explotar en las aguas para salir airoso con un pequeño pescado. En este puerto hace mucho que no se ven buenas piezas.

Otra vez hay estruendo, todos miran, todos quieren ver el final de este duelo. Es un duelo de aves del mar, muchas veces visto y pocas contemplado. Hasta el sol se eleva para ver mejor a las criaturas.

 

Un impasse, un silencio, un tiempo largo sin respiración. Ellas ya van saliendo, muestran mediocridades de buen tamaño, coleteos de pescado azul que huele nada más tomar aire fresco. Sigue el silencio, el negro no sale, lo esperan ansiosos, no sale. 


          Por fin, asoma un gran pez como lanzado por un impulso descontrolado, vuela. Los peces pocas veces vuelan, este vuela poco; seguido, tras el, un gran pico le abre las puertas y es cazado, que no pescado.

 

          Se toma un buen rato para que todos lo vean, lo gira, lo muestra y poco a poco va entrando en la cueva del cuervo. Desde el borde de un barco las gaviotas, los gorriones, un gato y dos marinos miran la escena. 

Hoy el juego de la valentía la ha ganado el cormorán y ni todos sus hermanos que ya llegan a ver si tienen la misma suerte, olvidarán el acto. Nadie lo olvidará hasta la próxima noche en que el tono claree y el sol esté presente.

 

Fin.

Altea, 12 de abril,2014.

ENCIERNES, O EL LUGAR INCONCLUSO.(4)

En Enciernes encuentro lo que no sabía que buscaba. Había sido yo la que preparaba las llegadas, tenía bebida templada, lista para, si se diese el caso, calentarla o comenzar a soplar con viento fresco para ser refresco de bocas secas, y no, ellos ya nos tienen hecho el caldo. Se agradece esta deferencia y veo que las gentes aquí son bien aventuradas. Dije bien, que lo son, tienen todos caras de tener unas grandes y buenas aventuras, y no las llevan a sus espaldas como sería de esperar. Las presiento, sus aventuras, en los lugares más insospechados, por ejemplo, en un párpado que cae a mi paso, o en un estrecharme la mano y dejar que gire la muñeca como si estuviese abriendo una puerta. Así lo noto, y sé que nos serán contadas. 

Día 28 de marzo, 2014

En Enciernes las casas están a medio hacer. Nadie se preocupa si una entrada necesita una puerta o si no hay manera de subir a la estancia del piso alto porque no hay peldaños en la escalera. Importa poco si las tejas se sustentan por hilos invisibles y no por vigas, se caen si lo desean, y se vuelven a colocar. Ves un grupito de ellas, de tejas, con mejor sentido colocadas de platos sobre una mesa, listas para dejar que las gotas de caldo bailen de un lado a otro. Sirvieron para las sopas y nos vimos en la necesidad de ir tentando a la suerte para que sirviese, la sopa, de charco donde chapotear al compás, con los cientos, miles, diría yo, de fideos finos que la componían.

Día 28 de marzo, 2014

En Enciernes dormimos. Nunca había soñado tanto, ni me había despertado con tantas ganas. Me desperté espabilada y los sueños aun rondaban a mi lado, ellos no querían dejar de jugar y pude verlos saltar de cama en cama, de la ventana a la calle, jugueteando con otros sueños, los de otros, y se contaban como era que soñaban y no sabía yo que los sueños también sueñan y por eso no se quieren ir a dormir. Me dicen que no me preocupe por ellos, que se cansan pronto y padecen del olvido. Irán cansándose y arrugándose, y se quedarán en un rinconcito esperando que llegues cansado, y te dejes la puerta abierta y se meterán por los agujeros de la nariz, y volverán a querer tomar de tus cosas para seguir creciendo. 

Día 29 de marzo, 2014

 

 

 

ENCIERNES, O EL LUGAR INCONCLUSO.(3)

Hacia Enciernes el camino se alarga por el deseo del llegar. Veo con curiosidad pequeños indicadores que muestran la meta, hacen preguntas irreverentes y noto que de no ser correcta la respuesta, retrocedes, o un árbol enorme se presenta; asaltan las dudas y no sabes si trepar o simplemente sentarte a meditar la respuesta que diste. La vida es así, tal que así. Hay vidas llenas de muros donde solo puedes ir escribiendo los pareceres; en otras se salpican de árboles para el mejor hacer. Así es la vida, a veces parar, a veces trepar, siempre pensar como el respirar. Ya llegamos. 

Día 25 de marzo, 2014

Enciernes nos mira, ahora está cercano y podemos oler a pan en el horno, a sal marina recién espolvoreada, o un intenso rojo que nos entra por los huecos nasales como si pudiesen masticar. Me retengo, no quiero dejar que mis pies corran más de lo necesario, la visión bien merece un despacio y en despaciosamente dejo que la luz, esa que veo está a medio encender, me llegue. Llega con un brazo abierto, como dando un medio abrazo, la otra mano gesticula para que nos acerquemos. Tiene un sombrero enorme, de amplísimas alas, todo cubierto de fresas que nos miran también. El llegar es inminente, aprisiono la respiración que quisiera compartir con todos. Ventea a polvo de recién conseguidos. 

Día 26 de marzo, 2014

Llego a Enciernes andando; sé que al paso que voy da lo mismo que use un pie u otro. Mientras esto hago, dar pasos, el pie que se queda en el aire reposa, mira al otro quizás con un poco de recelo, piensa que estaría bien ir acompasados, dar el avance juntos, a la vez. Luego, luego le toca a el y vuelta a empezar. No sé el motivo, ni la razón, pero aquí mis pies han tomado la iniciativa y se sienten independientes, como si no hubiesen tenido bastante yendo colgados de mis carnes. Temo los voy a perder, se alejaran de mi y no son mis hijos, son más que eso, son casi yo, aunque mi yo, creo yo, lo tengo en otra parte más elevada. Caminar sobre cosquillas que hacen cantos que ruedan sin parar… esto es Enciernes.

Día 27 de marzo, 2014

 

 

 

 

ENCIERNES, O EL LUGAR INCONCLUSO. (2)

A Enciernes voy queriendo encontrar la luz que me dejé a medio camino. Nadie está seguro si la apagué o quizás se mantenga encendida una pequeña llama del color de la esperanza. Dicen que no se apaga, pero a veces anda perdida iluminando caras ocultas. Apartaré las sombras con los dedos y la veré caer como los churretones de miel de las bocas golosas. 

Día 23 de marzo, 2014

A Enciernes voy queriendo encontrar la luz que me dejé a medio camino. Nadie está seguro si la apagué o quizás se mantenga encendida una pequeña llama del color de la esperanza. Dicen que no se apaga, pero a veces anda perdida iluminando caras ocultas. Apartaré las sombras con los dedos y la veré caer como los churretones de miel de las bocas golosas. 

Día 23 de marzo, 2014

En recta a Enciernes, dudo si subo o si bajo, no hay referencias cardinales que me indiquen el camino. El sol nos acompaña, a veces, y hace giros, ruedos, miradas…  Me fijo en el canto de una dura roca, la nota no es suficiente como para cortar el silencio. Miro al cielo que resulta ser una bóveda llena de estrellas que hacen coros a un luminoso roncho que se coloca para unas fotos y en todas puedes decir lo que desees, amanecer para los que se encaminan, atardecer para los que prefieren soñar… sea como sea, Enciernes es la que se acerca. 

Día 24 de marzo, 2014

 

 

 

 

 

ENCIERNES, O EL LUGAR INCONCLUSO. (1)

Camino a Enciernes la luz del cielo hurta mi mirada, guardará reposo en las nubes rosadas que tiñen el abrazo y hacen que el caminar sea un poco mejor. Veo una bandada de pájaros blancos y negros hacer juego con el suelo de las paradas y siento que debo continuar, aunque llegue tarde como siempre. El sol saca largos brazos buscando las galletas de desayuno, ha de mojarlas en todas las leches de fresa.

Día 23 de marzo, 2014

Al ir a Enciernes tomamos el camino convexo, lo apretamos, hasta que los pasos bailan solos, interrumpiendo, las risas de los pies, las conversaciones. 

No hemos de llegar pronto. Todo el mundo sabe que las charlas no tienen finito, se alimentan de la música de las palabras; las previstas cosas de la ruta nos hacen montar en la iluminación, es la fuerza del querer que se disipa como la luz del día. 

Día 23 de marzo, 2014

 

 

El hombre que sostenía un palo en un charco. (Cuento de muro)

Era un hombre que no tenía futuro y era por esto que lloraba todos los días, todas las noches.

Lloraba tanto que todo lo que le rodeaba hacía aguas.

Al principio, los vecinos se enfadaban, se les mojaba la ropa, los garajes, los caminos se hacían riachuelos y al final, tenían un charco enorme delante de sus narices.

Lo que en un principio no les gustó, poco a poco fue pareciéndoles mucho más bonito.

El sol se reflejaba, los pájaros se entretenían y los habitantes empezaron a pescar; aprendieron a navegar en los coches mojados, y comían pescado todo el tiempo.

Un día el hombre que lloraba se enamoró, y sin querer dejaron de verle llorar.

El amor secó sus ojos.

Ya todos estaban contentos, pero la alegría duró poco. Si no lloraba, el charco se secaba y con esto se evaporaba la felicidad.

Le contaban cosas terribles a ver si así conseguían volver a tener el agua suficiente, y no había manera, el amor le secaba en demasía.

Se reunieron una noche estrellada, una en la que la luna se reflejaba en el charco como si allí estuviese.

Pensaron y pensaron, nada bueno se les ocurría.

Uno, que había aprendido a nadar, se lanzó al vacío, se acercó a la amada, le ató una cuerda a los pies y esta a una gran piedra, y la tiró al agua.

El muchacho al enterarse, saltó al charco, y con un palo empezó a tocar el fondo a ver si podía localizarla… y lloraba, lloraba amargamente.

(El cuento… es un “cuento de muro” un modo de escribir en el muro de facebook, con pequeñas frases, en un diálogo que se hace monólogo, en tiempo real… que hacen esta corta historia.) 

¡Qué bueno recordar el amor! ¡Y un carajo!

A ver queridos míos, qué parte de lo del amor no conocéis? o conocéis… La de la literatura clásica donde el amor es algo posesivo para ellos, e inalcanzable para ellas, o quizás el platónico ese, que ni es amor, ni es ná, parece más un antojo de un pirau cualquiera…

Hablamos de amor químico? ese que tiene los días contados y que no sale en las películas… Quizás aun recordemos el temblor de piernas, las mariposas o moscas en el estómago, o ese estúpido no poder coordinar el habla con el pensamiento, pugnando por quedar bien y quedando como un… aquí había metido un adjetivo de esos que parecen un insulto, pero lo quito porque esto se da en esa franja de edad en la que somos más tontos que ni sé y el cuerpo se convulsiona, no está uno para controlar otras cosas.

El amor posesivo “eres mi@ o de nadie” siendo este el que más se da y el que más pasa desapercibido. Lo vemos a cada poco en la tele, con sus muertos, mejor muertas, y sus desgracias, pero nunca lo ponemos en la comparativa con el nuestro, el que cada uno intenta sostener.

Y esa rareza que se da entre hombres y mujeres (mejor diría personas)… Ambos se aman, juntos miran al horizonte. Ella le pasa dulcemente la mano por el hombro, él… ¡el se la pasa por el culo! y es que una ama colgada de una cuerda espiritual, llena de espermatozoides con flores en las manos y sonrisa en la boca, y él ama con la idea de soltarlos cueste lo que cueste. Eso sí, con dulzura, qué es amor y no sexo.

Estamos tan metidos en el papel, que es posible hayamos hecho millones de canciones, de cuadros, de esculturas, poemas y relatos, hablando de esto mismo. Mezclando sentimientos, pasiones y necesidades.

Ahora doy el pego de ser una persona calculadora y fría, carente de amor, y no es cierto… según el RAE en las definiciones de amor, entro en alguna de las muchas que pone, incluso me identifico con la que dice: “Amor seco:  1. m. Nombre que designa diversas especies de plantas herbáceas cuyos frutos espinosos se adhieren al pelo, a la ropa, etc.” que siempre pensé era un poco zarapona, pegajosa a lo que me gusta y no, es que soy un amante seca, que me adhiero a eso que me parece me ha de dar calor.

Pero a mí el que más me gusta es el Amor Propio. Ya sé que en sí, la palabra “propio” parece egoísta, pero no lo es. Esto pasa, lo de no gustar del amor propio, sobre todo en las mujeres, que de tanto como hemos repartido la vida, con amantes varios, hijos, familiares en general, acciones (casa o trabajo) hemos olvidado que tenemos un ombligo nuestro, solo nuestro, y andamos buscando donde poner el cordón, como si esto fuese necesario.

¿Habéis leído muchas historias de mujeres que no necesiten del amor como primera y más importante necesidad vital? No. En cambio se hacen millones de cosas para enfocar el amor con interés, con deseo de algo, no hay nada más egoísta, aunque suene raro, por mucho que se me enfaden, el amor es un pretendiente, que quiere un toma y daca, voluntario o a la fuerza y de no ser así, cambia de nombre, se revoluciona y enfada.

Todo lo tienen preparado para el caso… Amo a mi mamá… y luego si eso ya se encargarán de que sigamos amando a todo el que se nos ponga por delante.

Y lo que es peor, es la palabra más usada en las canciones… y lo aceptamos porque todo lo que la lleva es bueno, sin otros planteamientos… así nos va!

A poco que leas, sin ponerte en situación, como lo leería una lechuga, te das cuenta de que ese amor tan pronunciado, no es más que un querer, poseer, amarrar… y nos da igual, a las hembras, lo seguiremos conectando a las buenas cosas de la vida, porque lo que queremos es que nos amen ciegamente…

Aquí un ejemplo de letra de canción amorosa… posesiva:

“Cada Aliento Que Tomes

Cada Movimiento Que Hagas

Cada Lazo Que Rompas

Cada Paso Que Des

Te Estaré Mirando”

La pongo que a buen seguro la reconoces…

DÍA MUNDIAL DE LA RADIO… DÍA DE RECORDAR LAS VOCES…

Hoy es, un día de esos mundial. Es el Día de la Radio y en esas andan los radiofónicos disfrutando y tirando chispas de lo mucho que hace este medio por la sociedad.
Me gusta la radio, y ese estar escuchando sin tener que mirar, la variedad, la inmediatez, el adoptar a un locutor como si fuese un amigo…
Tengo mi casa llena de esos pequeños aparatos, los viejos, los que con una triste pila funcionaban horas. Los guardo con cariño porque cuando me pongo melodramática con el tema del fin del mundo siempre pienso que eso es una de las cosas que no me han de faltar, quiero estar informada las últimas horas de mi vida.
Luego me imagino que de pasar algo realmente grave de poco me ha de servir, pero ahí las tengo, junto a navajas multiusos y los cargadores solares… (Pensamiento: agénciate un par de pedernales)
He recordado esos programas que han marcado tiempos vividos y la verdad es que algunos casi se pierden en mi memoria, de tan lejanos que están.
Ya no se ponen pequeñas obras del teatro radiofónico como era “Matilde, Perico y Periquín” una familia muy de los sesenta, con sus cuitas en una sociedad que se emocionaba por lo moderno sin dejar lo viejo. Duró una eternidad, radiofónicamente hablando, y se murió a la vez que una de sus voces, Pedro Pablo Ayuso.
http://www.youtube.com/watch?v=4Ndt05iVmTY
Se emitía durante la merienda-cena, y el anuncio que la patrocinaba era el de… “Yo soy aquel negrito del África tropical…” la canción del Cola Cao tantas veces entonada por… bueno, por los que ahora tienen una edad.
http://www.youtube.com/watch?v=7ZwXhmTyL9g
Había otros enganches, pero esos ya no me interesaban en lo más mínimo. Radionovelas, que venían a ser lo mismo que las de ahora, las telenovelas, pero con imaginación, y eso que te lo ponían muy bien, con todo tipo de descripciones. Si uno mira como se retransmitía cualquier cosa era muy gracioso; el locutor tenía, por fuerza, que poner en situación al oyente y no era tarea fácil. Describir cómo iban vestidos, posturas, caras y demás, en un concierto de Franco… ¡huy! he dicho concierto, cuando quería decir, una representación (la edad)
No recuerdo muchos, quizás del mismo estilo “La Saga de los Porretas” este era por la mañana, justo en esa hora en que ya los críos estábamos camino del cole, pero que si se podía, se escuchaba, por gracioso, a su modo, al fin de cuentas era del mismo autor que el de la anterior familia.
No sé si saltar a tiempos más modernos, porque no recuerdo bien el nombre de muchos programas que nos marcaron, sobre todo a nivel musical, en mi caso, los de Club 44, en Radio Popular de San Sebastián, donde te ponían música realmente nueva y el señor Gálvez, el locutor, era de los majos, de los que allá por los setenta, cuando llegaron los casettes, dejaba sin cortes las canciones para que te las pudieses grabar. (Es una entrevista al señor Gregorio Gálvez)
Alucinantemente era una emisora que se alimentaba del obispado.
Hubo más sonoridades llamativas, por ejemplo, las de “Ustedes Son Formidables” con aquél Oliveras que le daba a todo un énfasis de solidaridad que daban ganas de dar hasta lo que no se tenía. Claro que era para eso, para dar cuando había una catástrofe.
Ya en tiempos más modernos la radio mañanera acompañó, pero sin pena ni gloria, la ponía o la quitaba según el que dirigía el cotarro, quizás el que más tiempo se instaló en la casa fue el de Sardá, con su eterno señor Casamajor; hubo otras, otros momentos, pero no me acuerdo.
Por las noches, ya en la cama, que no era como ahora que una se la pasa con la tele encendida hasta las tantas, antes, se iba a la cama a unas horas decentes y los que somos nocturnos nos la pasábamos viendo la oscuridad a través de los programas de radio que nos gustaban. Hubo tres que hicieron posible esto y que sigo recordando con cariño.
El Loco de la Colina fue sin duda alguna uno de los programas de radio más “acompañosos” del mundo. El Quintero se lo hizo maravillosamente, con una dulzura y elegancia que ya querrían muchos de los programas de ahora.

http://www.ivoox.com/loco-colina-audios-mp3_rf_1011553_1.html

Luego llegó el pobre Ferreras que tuvo que lidiar con el buen gusto que nos había dejado el loco y apareció su Locattini que por lo menos nos hacía reír. Recuerdo este programa porque cada vez que se abrían los teléfonos el español aprovechaba para lanzar puñaladas contra los franquistas, para ir abriendo puertas que con la democracia habían quedado mal cerradas y el pobre locutor se las tenía que ver con ese odio contenido que por muchas canciones de “libertad sin ira” que nos cantasen no llegaban a cuadrar…
(No encuentro nada para que os hagáis una idea, lo siento)
El último programa que recuerdo con cariño fue el de Alex, un tipo que ponía música que me gustaba y traía temas que antes no se habían escuchado. Relatos de terror en la noche que daban miedo de verdad, o cosas de fantasmas y aparecidos, que intentaban no parecer relatos, y los ovnis, que se instalaron en esta España tan aburrida.
Hay más programas que me gustaron, pero la lista sería larga y el tiempo tampoco es que sobre para leer en lo que pensé nunca me convertiría, una abuela Porreta, con mi mala leche incluida.
Es por esto que hoy va de enlaces, porque por una vez esto es mi entradilla y porque muchas veces me gustaría tener una voz bonita, un tono penetrante para poder hacer que no tengáis que leer… una radio acompaña más, entretiene, te deja la mirada y las manos libres y además… se queda en el recuerdo como una buena imagen.
PD: Para los nostálgicos de la radio aquí os paso un par de direcciones…

Las aves no creen en Dios.

Era una mañana soleada de enero. Un domingo a la mejor hora del día, la del Ángelus.

Uno se plantea si levantarse, ir a dar una vuelta con los niños, o llamar a los amigos para tomar un vermú… Otros oran en una plaza y arengan a su líder.

Algunos tipos raros, muy, muy raros, tanto que son únicos, se asoman a un balcón y sueltan un discurso, además de arrimarse a un par de pimpollos y dar rienda a la representación terrenal de la virginidad, de la pureza y si me apuras… de la paz.
Soltaron dos preciosas palomas. Dos de esas que si te las encuentras en un parque piensas en la niñez… si son blancas en Picasso y si son pardas o grises, acabas con la sonatilla de que son ratas voladoras y sigues imaginándolas enredadas en las telas de araña de Spíderman.

En este caso, puestos a suponer, sueltan a lo loco una alegoría. Santidad, niños, pureza, palomas blancas… es todo tan bonito que apuesto algo tienen en mente, al finalizar, tomarse unos refrescos, los niños y un vermú, santo vino por excelencia, su excelencia (odio decir esto: valga la “rebuznancia”) Y la luz llene vuestros corazo…

Oh! my god!

La plaza está llena de espectadores expectantes, llenos de júbilo y deseosos de ver volar a las purezas aladas y en esas todos con sus cuellos inclinados hacia atrás, sus cabecitas de relucientes sonrisas, esperando la sagrada palabra, las almas cándidas deseosas de la bendición…

Se escucha un murmullo, luego un silencio y una dulce anciana grita: “Porca miseria, il diavolo nero sta attaccando piccioni puro!”

Todos los presentes gritan “OH!” en diversos idiomas y no pueden creer lo que están viendo.
Al momento, las dos palomas asustadas pierden la virginidad y gritan enloquecidamente, en su idioma, el de las palomas, dicen: Gru, gru… que quiere decir, oh my god!

Presta aparece la que en realidad es el ave del paraíso marino, la más popular de las voladoras, mucho más que las pesadas águilas o las molestas grullas; aparece una hermosa gaviota con el ánimo de la defensa.

Los allí presentes pudieron comprobar qué de esto se trataba. Puso orden en el aire, puso su dignidad, su honor en este lance y queriendo salvar a las lanzadas hizo un vuelo fastuoso, como ninguna otra ave sería capaz.
El gesto no fue honrado debidamente, pareciese que las atacaba y realmente lo que hacía era darles ánimos en el vuelo, ayudarles a remontarlo, empujarles hacía lo que realmente estaban predestinadas… la gloría.

Ella, la gaviota, solo hizo lo que pudo, arriesgó su fama, casi su vida, interponiéndose entre las blancas y el negro malhechor. Ante la falta de cordura, por el momento o porque ellas son de corta inteligencia, se dio el caso de que tuvo que agarrarlas al vuelo, pareciendo que las picaba, que no era el caso.

Cientos de miles de humanos no comprendieron bien la situación, no llegan a saber lo que sufren las aves. La paloma cumple su objetivo y si bien tiene fama, es incapaz de llevar un ramito de olivo si no hay de por medio premio alguno, un pago por su trabajo, cosa que están acostumbradas. El pobre cuervo carga en su vida con la malicia del color ¿Por qué somos tan ingratos y tan desdeñosos? El cuervo no es la representación del diablo, es la imagen de la noche, del recogimiento, como monjas felices o santos curas, y son incapaces de hacer algo malo a no ser que se les provoque.

En los tejados del palacio ellos guardan con cariño su comida, cientos de plantas que nacen entre las tejas y todas de sentido divino, las protegen… ¿Qué culpa tiene la serpiente de ser protagonista de una mala historia? pues lo mismo el cuervo. Podrá ser la representación del mismísimo demonio, podrá ser su servidor, pero nunca cambiará su menú, por muy blancas que sean las palomas.

Se cuenta, se dice que las salvaguardaba, qué ellas, siendo tontas como son, iban directas a estamparse contra una de las ventanas intentando regresar al punto de partida.
Realmente aquí no son las aves las violentas, aquí hay que preguntarse qué razonamiento tienen algunos humanos, al tomar dos tontas de estas y lanzarlas al vacío, o a una plaza con miles de personas, todas dispuestas a llevarse una pluma santa, un recuerdo gratis de la visita al beatífico y poco sensato Padre.

No seré yo quien señale, pero… ¿a santo de qué viene ese lucirse a costa de las aves? Ninguna ONG ha dicho nada por el momento. Es de ver qué pasaría si hace esto con gallinas, cabras o patos, como bien marca la tradición en algunos pueblos. ¿Llegaremos a esto? Llegaremos, tarde o temprano, a ver que el mundo no es a caso un lugar donde vivir y dejar vivir, un pequeño planeta lleno de maravillas qué para nada necesitan de la mano de divinidades varias. ¿Son y serán nuestros descendientes capaces de ver esto? O por el contrario estamos avocados a un recordatorio en las pantallas de nuestros monitores.

Hay niños en el mundo que no saben dibujar una vaca o una gallina, nunca la vieron, ni la comieron, o la lanzaron por una ventana. Ellos no sabrán de nuestras imbéciles banalidades demostrativas del lujo y el esplendor de lo que representa una paloma, o un cuervo, o una gaviota.

Allí quedaron los espectadores, mudos de impotencia por ver como un símbolo era sublimado al punto de ser un capricho de la naturaleza. Ni dios sabía lo que iba a suceder, de haberlo sabido, le hubiese contado al líder lo que iba a pasar. ¿Será que no hay tal contacto? Salió mal la puesta en escena, pero todo por causas ajenas a su voluntad y a la nuestra.

Ya han comenzado los ensayos “¡Qué no vuelva a ocurrir!” dijo el secretario tras despedir al encargado. Y con una sonrisa santa, el santo padre se despidió de los niños, no sin antes decirles las sabias palabras pertinentes, tan repetidas cuando lo que se desea no encaja con lo que pasa: “Los caminos de Dios son inescrutables” A lo que los niños dejando de llorar, sin parecer ser muy consolados, uno de ellos, dijo: “ Los caminos, vale ¿pero el cielo?”

La santidad no escuchó estas últimas palabras, ni tampoco el pescozón con que se calmó el espíritu rebelde. Prestos los enviaron a tomar unos refrescos y seguidamente se vio pasar al camarero principal con una bandeja de la que sobresalía un cuenco de aceitunas y una copa de vermú.

Se ha enviado a buscar a las protagonistas de este aciago día. No las encuentran, han lanzado arengas pidiendo colaboración ciudadana y siguen sin noticias. Empiezan a dar por hecho que no son hijas del Espíritu santo, y a este ya le están buscando un ave que tenga más competencia, creen que sería mejor tirar del cóndor, que siempre pasa de todo.

OTRO HIJO QUE SALE AL MUNDO DE LA MANO DE DOBLESPACIO MAGAZINE

Comienza un nuevo año y llega un nuevo número de la revista cultural DOBLESPACIO MAGAZINE. Llega rebosante de letras, imaginación y buen hacer, no tiene ni un hueco baldío, todo está perfectamente encajado para hacerte pasar un buen rato.

En la página 46 lo tengo acunado, un artículo sobre la cultura, la comunicación, los movimientos, la transmisión… y es que la cultura lo es todo, es el saber entendiendo.

Ródeate de cultura por un rato y disfruta. Con todos ustedes:

http://es.calameo.com/read/0026036588f43dee01ff5

Y si lo que quieres es conocer a los editores, y las muchas inquietudes culturales que manejan, esta es su dirección:

http://dedoblespacio.wordpress.com/

¡Qué ustedes lo pasen bien!