ENCIERNES, O EL LUGAR INCONCLUSO. (8)

 

 

 

 

 

 

En Enciernes la Claridad se hizo a sí misma, fue apagando las luces que intentan iluminar los espacios cuando ella falta, incluso las pequeñas mariposas de cera que hacen el honor al altar que le levantan por las noches. Ese real lugar donde se aparcan los deseos diurnos y se manejan los que por ser de roce se usan en compañía. Y es que la oscuridad da mucho juego, hace de los reflejos sombras densas y en el no saber, un reinado. En la penumbra caminan los ciegos y ven más que nadie;

Llega la Claridad para charlar con los despiertos, les sonsaca los sueños y se los desayuna. A cambio te regala las ganas de vivir, pero solo unas pocas, hasta que le de por largarse a visitar otros lugares. Pareciese una rutina, pero no lo es, en muchas ocasiones se quedó por días y es entonces cuando los habitantes de este lugar inventan los cuentos, que son sueños, más interesantes.  juegan a ser dragones los ratones y los papeles pierden el orgullo.

Día 9 de abril, 2014

 

 

 

 

En Enciernes el agua ronda los tobillos, aspira a ser lo que salpica las caras y es que está enamorada. No todo el agua, solo algunas gotas que juntas hacen chorros o una lluvia de solo mojar. Cuentan la historia de que aquí no había humedad alguna, andaban secos levantando polvo. Solo había árboles de gran tamaño y singulares frutos, bastante secos y escuchimizados, pero llenos de vitaminas. Se lavaban la cara, por ejemplo, con arena de la playa y bebían pura salvia o miel con agua de mar. Así iban trasteando los días hasta que llegaron los grandes algodones flotantes. Al no tener agua en tierra para alimentarlos iban cayendo lentamente; aquí hace calor natural, el que sale de la tierra por la fogosidad que tiene. Al principio era divertido, pero luego se fueron aposentando y hacían imposible el andar. Separaban más que unían y esto provocaba tristeza, tanta que alguien empezó a llorar perlitas de sal. Fue con esas perlas las que al llegar al mar lo enloquecieron, eran de amor y provocó una gran emoción en este. Empezó a elevarse como de vapor y las nubes que ya caían recogieron el gusto… así comenzó a caer en tierra una forma de lloro limpio y reluciente que hizo los ríos y los lagos. Ahora siempre que puede intenta llegar a los ojos de los enamorados pero solo llega a los tobillos. 

Día 10 de abril, 2014

 

 

 

 

En Enciernes veo el pavimento cuarteado; deja de ser pavimento para convertirse en camino digno ¿será el mucho uso que le dan, o la edad de la falsa tela que acomoda? Comenzaron facilitando el camino y luego no se podían resistir. Lo noto, es ver uno de ellos y querer rozar mis pies, incluso suena una canción de fondo para que me ponga a bailar mientras avanzo. Hubo un tiempo en que se cuidaban, se mantenían jóvenes, agradaba verlos como cauces secos que conducen a un lugar imaginado. Y es que los caminos hacen eso, dignamente, reconducen; se enfadan si te desmadras y cuando empiezan a ver que te diste cuenta de que no tienen fin, es cuando no te dejan parar. Por esto no se cuidan, para que se rompan, para que no lleguen nunca a parecer lo correcto; porque lo correcto es algo que está por descubrir y los viales no son los parámetros de nada. Los trazó uno que llegaba tarde, o que deseaba llegar, sin más. 

Día 11 de abril, 2014

 

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